Los pueblos túrquicos

Los pueblos túrquicos tienen un origen que se remonta a Asia Central, específicamente a las vastas estepas que abarcan partes de lo que hoy son Mongolia, Kazajistán, China y las regiones circundantes. Su lengua pertenece a la familia túrquica, un grupo lingüístico que incluye una amplia gama de idiomas hablados en Asia Central, el este de Europa y partes de Siberia. Este sistema lingüístico de los túrquicos pertenece a la familia de lenguas altaicas, una hipótesis que agrupa a varios idiomas de Asia, como el mongol, el tungúsico y el coreano. Aunque la existencia de un grupo altaico común es debatida, se cree que las lenguas túrquicas comparten raíces comunes con otros idiomas de esta familia.

Los pueblos túrquicos surgieron como nómadas, organizados en tribus que se desplazaban por las estepas, y desde sus primeros tiempos se destacaron por su habilidad en la caballería y su capacidad para adaptarse a los desafiantes entornos de las estepas. Su estilo de vida les permitió desarrollar una cultura en la que la guerra, la movilidad y la recolección eran fundamentales, siendo la ganadería una de sus principales actividades económicas.

Mapa del Kaganato Göktürk

Mapa que muestra la extensión del Kaganato Göktürk (Primer Imperio Turco) alrededor del 600 d.C.

Tras la desintegración de la confederación Xiongnu, varios pueblos túrquicos emergieron como sucesores, como los Göktürk, quienes fundaron el Imperio Göktürk en el siglo VI, unificando gran parte de Asia Central; los Uigures, que crearon el Kanato Uigur en el siglo VIII en Turquestán; los Khazares, que establecieron el Jaganato Khazar en el Cáucaso Norte y adoptaron el judaísmo como religión estatal; los Oghuzes, cuyo legado dio lugar a los seljúcidas y su expansión en Anatolia; los Kipchaks, que se extendieron hacia Europa del Este y formaron el Kanato Kipchak; y los Pechenegos, que fueron una fuerza significativa en las estepas del norte del Caspio. Estos pueblos túrquicos desempeñaron un papel crucial en la historia de Asia Central y su influencia se extendió por diversas regiones, desde Anatolia hasta el Cáucaso y el este de Europa.

Bumin Khan, el fundador de los Göktürk, es considerado uno de los líderes más emblemáticos de esta cultura. Bajo su liderazgo, el imperio alcanzó un poder considerable, extendiéndose desde el este de Asia Central hasta partes del norte de China y más allá. Los Göktürk también dejaron una gran influencia lingüística y cultural, ya que fueron pioneros en el uso de un sistema de escritura, conocido como el alfabeto runiforme túrquico, que era utilizado en monumentos y documentos oficiales.

El Tengrianismo fue la religión tradicional de los Göktürks y de muchos pueblos nómadas de Asia Central. El Tengrianismo desempeñó un papel fundamental en la legitimación del poder del Kaghan (líder supremo), quien era considerado el representante de Tengri, el dios del cielo y el cielo mismo. Esta creencia, que centraba su adoración en el cielo como fuerza primordial que gobernaba el orden cósmico y terrestre, influía en la política, la guerra y la sociedad de los Göktürks. Los sacerdotes chamánicos eran los encargados de interpretar la voluntad de Tengri, y las decisiones políticas importantes, como las campañas militares o la sucesión del trono, a menudo se basaban en lo que se consideraba la aprobación divina.

Cuando el líder Bumin Qaghan y su hermano Issik Qaghan derrotaron a los Hunos en una serie de batallas decisivas, consolidando el control de las estepas y las rutas comerciales clave en la región. Tras esta victoria, los Göktürks establecieron el Kaganato Göktürk, que se convirtió en el primer imperio turco verdaderamente unificado, marcando el inicio de la era de los turcos en Asia Central. El Kaganato Göktürk estuvo dividido en dos grandes partes: el Kaganato Oriental y el Kaganato Occidental, ambos bajo el mismo liderazgo, pero con diferentes centros de poder. Los Göktürks expandieron su territorio desde el norte de Mongolia hasta el Mar Caspio, controlando una vasta región que incluía partes de Kazajistán, Turkmenistán y el Cáucaso. Fueron conocidos por su habilidad en la guerra, especialmente en la cabalgata y sus tácticas de lucha nómada, lo que les permitió dominar a los pueblos vecinos, incluidos los persas sasánidas y los bizantinos. Sin embargo, el imperio enfrentó luchas internas, y después de varias décadas de conflicto y divisiones los chinos lograron vencerles, el Kaganato Göktürk se fragmentó en el 744, con los Uigures tomando el control de gran parte de Asia Central.

Los Uigures fueron un pueblo túrquico que emergió como una poderosa confederación en el siglo VIII, tras la caída del Kaganato Göktürk. En el 744, los Uigures, liderados por el caudillo Külüg Bilge y su hermano Baga Tarkhan, derrocaron a los Göktürks y establecieron su propio Kaganato Uigur en la región de Mongolia. Los Uigures adoptaron el Maniqueísmo como religión oficial, en lugar del tradicional Tengrianismo, lo que les dio una identidad religiosa distinta en comparación con otros pueblos túrquicos. Su imperio fue conocido por su habilidad en el comercio, controlando las rutas de la Ruta de la Seda y convirtiéndose en un puente entre el mundo islámico y China.

Fresco de príncipes Uigures

Fresco que representa a príncipes uigures del Reino de Qocho, mostrando la influencia cultural de este pueblo túrquico.

El Kaganato Uigur alcanzó su apogeo en los siglos VIII y IX, pero comenzó a declinar en el siglo X debido a las presiones externas e internas. En el año 840, tras una serie de conflictos internos y la invasión de los Kirguizos, los Uigures fueron derrotados y su capital, Ordu-Baliq, fue tomada. A pesar de esta derrota, los Uigures no desaparecieron por completo; muchos de ellos se refugiaron en otras regiones como Xinjiang, donde formaron el Reino Uigur de Qocho. Aunque el Kaganato Uigur desapareció, los Uigures continuaron jugando un papel importante en la historia de Asia Central, especialmente como intermediarios en las relaciones comerciales y culturales entre las potencias vecinas.

Bueno, por otro lado, también es cierto que durante la existencia de la confederación Rouran (también conocida como los Ruanruan), varios pueblos túrquicos formaron parte de su estructura. La expansión de los pueblos túrquicos no se limitó a la creación de imperios, sino que también estuvo marcada por la migración de diversas tribus hacia nuevos territorios. Desde el imperio Göktürk, algunos pueblos túrquicos migraron hacia el oeste, formando parte de las oleadas que más tarde darían lugar al surgimiento de los seljúcidas y otros grupos como los khazares. Los seljúcidas, por ejemplo, fueron una de las dinastías más influyentes en el medio oriente, extendiéndose desde Irán hasta Anatolia, donde desempeñaron un papel fundamental en la historia de la civilización islámica y en la lucha contra las invasiones de los cruzados. En cuanto a sus tácticas de guerra, los pueblos túrquicos se caracterizaban por su movilidad y agilidad, lo que les permitía ejecutar rápidos ataques de caballería y retiradas estratégicas, lo que les daba ventaja sobre sus enemigos.

Miniatura de la Batalla de Manzikert

Miniatura que representa la Batalla de Manzikert (1071), una victoria selyúcida clave que abrió Anatolia a la migración túrquica.

A lo largo de su historia, los pueblos túrquicos también jugaron un papel importante en la formación de imperios que dominaron grandes regiones. Además de los Göktürk y seljúcidas, están los cumanos o los otomanos, que surgieron de una de las ramas más tardías de los pueblos túrquicos, lograron establecer uno de los imperios más longevos de la historia, que abarcó partes de Europa, Asia y África desde el siglo XIV hasta principios del siglo XX. Este imperio fue crucial en la historia de la cultura islámica y en la geopolítica de la región, ya que los otomanos fueron una de las principales potencias en la interacción entre el este y el oeste.

Con el paso del tiempo, los pueblos túrquicos continuaron expandiéndose por diversas partes del mundo. Mientras que algunos se establecieron en China y el norte de la India, otros se desplazaron hacia el Cáucaso, Turquía y el este de Europa, especialmente en áreas como Bulgaria y Rumanía, donde dejaron su huella en la cultura y las costumbres locales.

Hoy en día, el legado de los pueblos túrquicos persiste en una vasta región geográfica. Naciones modernas como Turquía, Azerbaiyán, Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Kirguistán se identifican con esta herencia. Además, existen numerosas comunidades túrquicas en China (como los Uigures), Rusia (como los Tártaros y Chuvashes) e Irán. Esta diáspora lingüística y cultural es un testimonio de la extraordinaria movilidad y capacidad de adaptación que caracterizó a estos pueblos esteparios desde sus orígenes.

ATRÁS

los hechos resumidos datan desde el año 500 hasta el año 1400

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